martes, 29 de abril de 2008

Alone in the Dark

Corría el año 1992. Curro y Cobi campaban a sus anchas y todos celebrábamos con alborozo el genocidio cometido 500 años antes por un genovés de dudoso pasado que da nombre a una marca de detergente (no, Ariel no, esa es la sirenita). Ese clima terrorífico repleto de monstruos mariscalescos y fantasmas de tiempos muy pasados era el idóneo (aunque a los responsables de lo que nos ocupa todo esto les pillaba tan lejos que seguramente ni se enteraron) para la aparición del que la historia acabó reivindicando como el pionero de un nuevo género de videojuegos: el survival horror. Sí, amiguitos, lo habéis adivinado (o habéis leído el título del post y os habéis ahorrado adivinar nada, claro) me estoy refiriendo a Alone in the Dark.

Que juegazo. Un pintor se suicida en su vieja y tenebrosa mansión y nosotros (encarnando a un detective privado o la sobrina del pintor este) nos adentramos en este funesto lugar para meter nuestras narizotas en el asunto y, de paso, descubrir que aquello da un miedito del cagarse. Lovecraft estaría orgulloso de los creadores de esta joya, no porque aquellos gustaran de travestirse como el escritor de Providence, sino porque el juego captura de una manera magistral (para la época sobre todo) la atmósfera de sus novelas.

A esta obra maestra, claro, le sucedió una cantidad de secuelas considerable, la mayoría bastante dignas, hasta que ya en el nuevo siglo (2001), tomando el nombre del juego y el de los personajes se hizo una historia totalmente distinta e inconexa con las demás, que es lo les mola a los diseñadores de videojuegos. En esta ocasión, un detective de lo paranormal se encargaba de combatir a unos misteriosos seres de oscuridad a los que la luz, como era de esperar, no les gustaba un pelo.

Y eso nos lleva ya, casi casi, a Uwe Boll. Este señor, director de cine y alemán de nacimiento, es famoso por dos cosas. La primera, es por sus películas, lo cuál tratándose de un director de cine tiene su lógica si lo piensas. Aunque, para ser exactos, es famoso por lo malas que son sus películas. Considerado por algunos (injustamente todo hay que decirlo) como el nuevo Ed Wood, Boll ha firmado varias adaptaciones de videojuegos al cine que no han gustado a nadie: ni a la crítica (que sorpresa), ni a los fans de los videojuegos correspondientes (otra sorpresa), ni a los que pasaban por allí, ni a los pacientes fugados de un frenopático ni a mí. Pero como digo, Boll es famoso por algo más que la dudosa calidad de sus películas, y aquí, amados lectores, es donde veréis que me la estoy jugando al escribir este post, ya que este señor se dedica a boxear con sus críticos más feroces (que acepten el reto, claro). Puede atestiguarlo Carlos Palencia, de cinecutre.com (una web a la que ya nos gustaría parecernos, ya), que se enfrentó con Boll (en un combate más bien amistoso, eso sí) en el VII Festival de Cine de Terror celebrado en Estepona en 2006. Vale, todo fue para echarse unas risas y quedó en algo gracioso y simpático. Ni puta gracia, en cambio, tuvieron los cuatro combates que Boll mantuvo con otros tantos críticos suyos en Vancouver, que recibieron unas palizas bastante curiosas, especialmente un chaval de 17 años que luchó en último lugar y se llevó la del pulpo.



Pues sí, ya estamos aquí. Preparados para hablar de Alone in the Dark, la película. Edward Carnby (Christian Slater) es un investigador de lo paranormal de esos que investigan a tiros y porrazos. De pequeño tuvo una traumática experiencia con unos seres habitantes de la oscuridad y desde entonces no ha parado de patear traseros paranormales. Por eso, cuando los bichos demoníacos procedentes de la dimensión oscura quieren jodernos la vida, el bueno de Edward se alía con su novia antropóloga y los manda a todos a tomar por saco.



Tal y como ya se intuye en el trailer este, lo que podría (¿debería?) haber sido un film de terror con atmósferas sofocantes, horrores viscosos esperando en la oscuridad (¿dónde si no?) y la locura acechando al protagonista se convierte en un festival de tiros, explosiones y pirotecnias varias que ni siquiera como espectáculo de acción convence lo más mínimo. Para colmo de males, se pasa olímpicamente de la saga original del videojuego y el argumento solo queda lejanamente emparentado con el juego más reciente, que para el caso es como si hubieran rodado lo que les saliera de los cojones y lo hubieran llamado Alone in th Dark. Bueno, de hecho eso es exactamente lo que han hecho, claro.


"Dios, que poster más molón, esta peli debe ser de mucho canguelo". Incauto...

Diálogos de mierda pobremente interpretados por actores que no podrían estar peor dirigidos (y por tanto resultan peor digeridos) un argumento confuso e inconexo con personajes planos y sin carisma y otras lindezas colocan a Alone in the Dark en la cima de lo que es una adaptación de mierda de un medio a otro y posiblemente es la peor película basado en un videojuego, mérito, por cierto, muy difícil de alcanzar (aunque bueno, con Tetris la película quizás se pueda...).



Por qué las adaptaciones de videojuegos al cine son una mierda pinchada en un palo (exceptuando, a mi parecer la dignísima Resident Evil, aunque en las secuelas la cagan tanto que al final el conjunto es bazofia pura, y la divertidísima Doom, con momentos francamente impagables) es algo que merece una pequeña reflexión, aunque no nos conduzca a ningún lado. Los videojuegos están pensados para durar horas y horas y siguen un esquema que se repite en forma de "fases" o "niveles", al final de cada cual hay un nudo argumental, un cambio de escenario o algo que justifique la división, como un malo de final de pantalla. Vale, esto es un poco simplista, pero, ¿no reside la elegancia en la simplicidad? En cambio una película es mucho más corta y tiene un esquema narrativo más redondo o, al menos, redondeado. Si lo pensáis un poco (pero solo un poco, si lo pensáis más se me ve todo el plumerazo), ocurre con los videojuegos algo parecido a lo que sucede en los cómics: se alargan considerablemente más en el tiempo y tienen un esquema compartimentado que se repite (en este caso los números de la colección, los tebeos de toda la vida, oiga). Y sus adaptaciones al cine son, casi siempre, puta mierda. Aquí hay también honrosas excepciones (como la genial Sin City o la delirante Mistery Men), pero se pierden, como lágrimas en la lluvia (que es como se pierde todo cuando te flipan los speechs de Roy Bates) en un mar de castañas pilongas lleno de transformers, batmans, hombres equis y otras monsergas.

Resumiendo, que no veáis Alone in the Dark a no ser que la opción sea sufrir una dolorísima tortura a manos de un sádico torturador de la CIA, e incluso así, pensadlo bien. Con todo y con eso, servidor se niega desde estas líneas a aceptar lo que muchos afirman: que Uwe Boll es el peor director vivo y uno de los peores de la historia. Y lo confieso, tengo ganas de ver Postal. Quién sabe, quizás esta nueva incursión en el mundo de las adaptaciones improbables nos reconcilie con el director-boxeador.



La fichita:

Título original: Alone in the dark.
Año de perpetración: 2005.
Dirige: Uwe Boll.
Protagonizan: Christian Slater (Entrevista con el vampiro, Amor a quemarropa y nada bueno desde entonces), Tara Reid (American Pie 2, episodios sueltos de la tronchante Scrubs).
Lo mejor: Que es de Uwe Boll y así se puede luego hablar de su leyenda negra.
Lo puto peor: Que es de Uwe Boll.
Calificación: Puta mierda Montgomery.

miércoles, 16 de abril de 2008

Os gusta torturarnos

O esa es la conclusión que mi retorcida mente ha sacado del resultado de la última encuesta. Preguntábamos, como recordaréis, sobre qué temas queríais que tratáramos en las futuras encuestas de este modesto blog. Pues bien, una amplia mayonesa ha escogido que las encuestas traten fundamentalmente sobre "películas malas que queráis que veamos". Vamos, que no contentos con el sacrificio que hacemos de tragarnos y desmenuzar estos bodrios queréis control sobre el proceso. Muy bien hecho, que cojones, interactividad de esa que gusta tanto, claro que sí. Además, muchas veces nosotros mismos no sabemos que mierda de película ver y así nos va, que acabamos viéndolas todas.

No olvidamos, no os creáis, a dos votantes anónimos que han optado porque hagamos encuestas sobre cuáles creéis que son las peores películas de la historia y sobre actrices, actores y directores que no deberían haber nacido (o al menos, no deberían haberse puesto cerca de una cámara ni el día de su boda). Pero tranquilos, que os satisfaremos a todos, como dijo tantas veces Traci Lords mucho antes de haber cumplido los dieciocho.

domingo, 13 de abril de 2008

Casi 300

La historia de la batalla de las Termópilas despierta una curiosa fascinación en la gente, y ha recibido mucha atención por parte de historiadores y aficionados. El cine hace que el gran público sepa de repente todo lo que hay que saber sobre hechos históricos, política o ciencia, (según vean Troya, Hotel Rwanda o Los Crímenes de Oxford). Desde la aparición de 300 de Zack Snyder, todos conocemos más sobre la historia griega y el comienzo de la democracia tal y como ellos la entendían. Pero hay que recordar que esta famosa batalla ya tuvo su aparición en el cine, en 1962, con Los 300 espartanos, a.k.a. El León de Esparta.

Luego se convirtió en referencia obligada para un buen sector de la población, cuando los frikis leyeron la adaptación al cómic con 300, de Frank Miller.

Leónidas, de Jaques-Louis David (1814). Posible referencia gafa-pasta de Miller para pintar su 300 con esos colores dominantes. Gracias, SuperSantiEgo, tronchante blog el tuyo:
http://larealidadestupefaciente.blogspot.com/


Así pues, libros de historia, cómic, cine clásico y cine del bueno han revisado esta historia épica desde muchos puntos de vista.

Y ahora, la historia del rey Leónidas y sus trescientos espartanos recibe un nuevo homenaje por parte de esta gran película que es Casi 300.
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No, venga, ahora en serio.

Sólo puedo decir una cosa buena de la película, y es que dura 65 minutos. Y ya se hacen largos.

"¡Ey! ¡Parece divertida!¡Habrá que ir a verla!"


El trailer. Si lo ves, ya has visto lo mejor. A partir de aquí, sólo encuentras un calco de las escenas de 300 de Zack Snyder (resumidas, claro) intercaladas de un encadenamiento de chistes del tipo:

1) Caca-culo-pedo-pis
2) Tropiezo y golpe
3) Chiste sobre homosexuales

Aclarar y repetir. Una y otra vez, hasta la náusea.

He de decir que yo soy fan de las películas de chistes facilones, aunque sean previsibles. Pero en este caso los chistes ni siquiera son variados. Si hacen un chiste sobre gays, pues lo repiten en todas sus modalidades. En una escena, que casi parece original, los espartanos se enfrentan a los Inmortales de Jerjes... en un duelo de baile break-dance. Al principio de ríes, cuando el líder de los persas, un negro chulesco, llega con su gorra ladeada y tal. Pero cuando llevas varios minutos viendo como los tipos bailotean de forma repetitiva, pues ni puta gracia, oiga.

Además, tiene escenas en las que aparece gente parodiando a personajes famosos, o gente que está "de moda"... en EEUU. Así que en escenas interminables como la del puñetero pozo donde empuja a una supuesta Britney Spears, te pasas el rato diciendo al otro pobre hombre que está viendo este truño contigo: "Oye, ¿ese quién es?".

Alguna escena tiene su gracia, todo hay que decirlo. Pero como decía antes, si has visto el trailer, ya la has visto. Como cuando Leónidas se da cuenta de que no le han traído trescientos guerreros como él quería.

Hay otra escena con cierto salero:

¡Sexo!


Aunque, lo que habría sido tronchante, se ve estropeado por lo predecible. Cuando Léonidas le dice a Gorgo "te voy a hacer lo que nadie te ha hecho" viene a la mente de forma obligada una escena de Hot Shots! Part Deux:

Excelente escena de una peli de verdad, como las hacen los hombres


Y bueno, ¿qué decir de los actores? Casi se me cae el alma a los pies al ver a Kevin Sorbo, mi amado Kevin Sorbo, haciendo de espartano. Con lo que él ha sido.

Concretamente, ha sido Hércules


Bastante mayor, de físico deteriorado a pesar de los abdominales pintados, rompo una lanza por él y diría que es el que mejor "actúa" en la película, dejando muy claro al espectador que está viendo una parodia, aunque sea así de mala.

El tipo que hace de Leónidas, aunque da bastante el pego para hacer el papel físicamente, no sé de dónde sale ni si llegará a algún sitio después de tener esta película como credenciales. Es de estas líneas del curriculum que uno borra antes de una entrevista de trabajo, como trabajar en el Telepizza o hacer de au-pair en el extranjero.

Hay que mencionar, como no, a Carmen Electra. Y no porque actúe bien, no porque salve a la película de la quema, sino porque está muy buena. A ver que os vais a pensar. Es que yo, en el fondo, soy un tío muy primario. Que lleve mallas de colores chillones y sea compañero de Batman no significa que sea gayer. ¿Complejo? Yo no tengo ningún complejo. Si acaso, ya que viene al caso, tendría Complejo de Electra... Monedas, por favor.

Y además, si menciono a esta jamona y digo que fue una de las Vigilantes de la playa, puedo poner la etiqueta Baywatch a esta entrada, y atraer a más lectores a nuestro blog.

Conclusión: Amigos, no veais esta película. Y si no os queda más remedio, al menos aseguraos que otros os acompañan y comparten la carga.

Algunos datos:

Título original: Meet the Spartans.
Año de perpetración: 2008.
Dirige: Jason Friedberg, Aaron Seltzer (los mismos de todas las Movie Movies).
Protagonizan: Sean Maguire (¿de dónde ha salido este pollo?). Carmen Electra (Los vigilantes de la playa, Scary Movie 1 y 4, Epic Movie, y algunos de mis sueños eróticos), Kevin Sorbo (Hércules, Kull el Conquistador).
Lo mejor: A veces hace alguna coña que todos pensamos mientras veíamos 300.
Lo puto peor: Sí, efectivamente.
Calificación: Puta mierda Montgomery.

miércoles, 9 de abril de 2008

Encuesta sobre encuesta

Pues sí, amiguitos, ya tenéis una nueva encuesta para dejar vuestras valiosas opiniones en este humilde y servicial blog. Y como nos importa vuestra opinión tanto como si no tuviéramos criterio propio, o casi, nuestra segunda encuesta quiere explorar que clase de temas os gustaría que tratáramos en futuras... encuestas.

martes, 8 de abril de 2008

La máquina de bailar

La verdad es que no comparto la actitud negativa y acomplejada de muchos (o algunos) consumidores de cine que reniegan del cine español afirmando que aquí no se hacen buenas películas. En mi humilde y humana opinión se producen y ruedan en este país títulos francamente interesantes, lo que tiene mucho mérito teniendo en cuenta como está el panorama de subvenciones y la fría acogida del público por los títulos patrios. En todo caso, no, este post no pretende hablar del buen cine español, eso sería impensable en este blog. No amiguitos, este post es para hablar de La Máquina de Bailar.


Fiebre del viernes a media tarde


La historia viene a ser la que sigue: Un guardia de seguridad bastante zumbado deja al cuidado de Dani, un joven dependiente de supermercado, a su boa albina (lo típico). Naturalmente, el bicho acaba difunto y reemplazarlo se convierte en una prioridad para Dani y sus colegotes. Por desgracia, las boas albinas no se encuentran a precios razonables en las tiendas de animales (desde la entrada del euro, me imagino) y el pastizal que es necesario para comprar un bicho de reemplazo antes de que el segurata regrese de sus vacaciones o sus colegas hiperviolentos sospechen que la serpiente ha estirado al pata (bueno, la pata no) tampoco crece en los árboles. Por suerte (no para los atónitos espectadores), una solución se perfila en el horizonte, ya que Dani es un virtuoso de la máquina de bailar y si consigue reunir un equipo de aguerridos bailarines podrá participar en un concurso cuya cuantía, eurillo arriba o abajo, equivale por una de esas casualidades de la vida al precio del reptil de reemplazo.


Con esta premisa se nos presenta una fusión (no por manida menos repetida) entre la historia del equipo de perdedores que va compitiendo y compitiendo hasta desafiar a los más grandes y la del joven que, guíado por su maestro se enfrenta al duro y terrible campeón enemigo final de pantalla. Pero claro, esto no es el Castañazo ni La Sangre de los Héroes, ni Karate Kid ni, mucho menos, Rocky. Ni tan siquiera es Cuestión de pelotas (la de Vince Vaughn y Ben Stiller, tronchante por otra parte) por lo que la fórmula tradicional desluce bastante. Vamos, que partiendo de la nada alcanzan las más altas cotas de miseria, que diría Groucho.

Quizás el "gran" mérito (guiño guiño) de esta película sea demostrar que en España también podemos hacer cintas sobre competiciones absurdas que nada tienen que envidiar a las de los yanquis, como los pulsos de Yo, el halcón, todo un subgénero en el que cualquier día te puedes encontrar con la sorpresa de que la petanca mueve masas enfebrecidas deseando ver a los yayos compitiendo a muerte, y si no tiempo al tiempo. Aunque claro, viendo la realidad con sus torneos mundiales del juego de cartitas Magic, sus competeciones de lanzamiento de enanos y otras lindezas, la suspensión de la incredulidad esta casi garantizada.

Pero a lo que vamos, la peli tiene todas las convenciones del género: una terrible adversidad por la que los protagonistas necesitan ganar el concurso, un héroe que no cree en sí mismo, la chica que todo el mundo quiere pencarse, el mejor amigo del héroe con traición y rendención incluida, el maestro retirado tullido, Josemi de Aquí no hay quien viva y un homosexual pedófilo. Vale, no todas son convenciones del género.

En todo caso, La Máquina de Bailar es un desfile inagotable de chistes malos e interpretaciones pésimas, especialmente las de los odiosos chicos protagonistas. Sin llegar al mal gusto de otras producciones con las que se la podría comparar (como la delirante El Asombroso Mundo de Borjamari y Pocholo, que alcanza sin embargo un nivel de humor cafre casi digno de elogio) y sin incitar tampoco al absoluto e irremediable sopor, sus 109 minutos de duración resultarán mucho mejor aprovechados, por ejemplo, depilándonos los párpados (pestaña a pestaña, claro, que sí no va a sobrar taco de tiempo).

Ni tan siquiera Santiago Segura pone a flote la peli con su papel de maestro Miyagi travoltizado. Aunque bien mirado, ¿por qué iba a hacerlo? No es que Segura sea una garantía "segura" (tiruriru) de nada. Ha llovido ya bastante (calientamiento global aparte) desde que nos partimos el pecho y nos cagamos de miedo de forma simultanea y alternativa con esa obra maestra que es El día de la Bestia o desde esa inclasificable sorpresa que fue Torrente (sin contar las secuelas que dejan sus secuelas). Desde entonces Segura solo le parece gracioso a este humilde servidor cuando le entrevistan en la tele y en algún momento inspirado (esto es polémico, lo confieso) como en el Asombroso Mundo de Borjamari y Pocholo. Pero es que con los pijos me descojono.


Algo más acertado encuentro a Corbacho (aunque hubiera acertado más no haciendo la película), repugnante archivillano representante de la corrupción, el dinero, el poder y todas las cosas malas de la vida (que son las mejores). No os procupéis niños, se lleva un expeditivo escarmiento y al final triunfa el bien: el héroe gana y se lleva a la chica, los amigos se reconcilian, las historias del maestro resultan ciertas, el pedófilo conquista al niño, el agua es azul y el cielo moja (mierda, así no era).

En fin, que si una pinícula sobre una competición en la máquina de bailar ya os parecía una gilipollez considerable que solo podría interesar a otakus muy flipados de toda la parafernalia japo y demás, pues añadidle que esté hecha sin gracia alguna y ya tenéis vosotros mismos el veridicto.


Este, por fortuna, no sale en la película. Bailarrrrrr

La innecesaria pero imprescindible fichita:

Año de perpetración: 2006
Dirige: Óscar Aibar (Platillos volantes, ni puta idea, lo confieso).
Protagonizan: Jordi Vilches (El robo más grande jamás contado, que tiene su gracejo, Guerreros), Santiago Segura (ya le conocemos todos), Bárbara Muñoz (Besos de gato, miau miau).
Lo mejor: algunos chistes zafios bastante potables, vista en relajada compañía y sin pretensiones puede tener momentos esporádicos tronchantes. No provoca cáncer, que se sepa y no sale King África.
Lo puto peor: los niños bailando y la "trepidante" competición. Ver todos los tópicos de las pelis de este subgénero con una gruesa capa de caspa.
Calificación: Castaña pilonga

Y el ganador es... Casi 300

Pues sí, amigos. Así de claros, tajantes, crueles e inflexibles os habéis mostrado los votantes/lectores de este humilde blog: queréis que la siguiente película que veamos sea esa magna obra del chiste malo y la repetición paroxística que es Casi 300. ¿Qué podemos decir? No es que esperáramos piedad, al fin y al cabo el género humano es bien conocido por su gusto por la desgracia ajena, pero en mi fuero interno esperaba que fuera Rise la ganadora, que ver a Lucy Liu luciendo chicha siempre consuela cuando el argumento de la pelí amenaza la salud mental.

Pero no, ni un voto le habéis dado a la vampira/cazadora de vampiros oriental. Lástima, seguro que esta película hubiera sido la favorita de Fry... En fin, fieles a nuestro compromiso tenemos ya todos los preparativos dispuestos para ver Casi 300, testamento hecho y toda la gaita. Eso sí, esta os la guardamos.

Cabrones.

viernes, 4 de abril de 2008

Movie MOVIE

Quiero llamar la atención sobre dos realizadores americanos de cierto nombre en la escena comercial yanqui: Jason Friedberg y Aaron Seltzer. Como digo, estos señores al menos tienen nombre, mentado a menudo en combinación con malsonancias y juramentos: lo que no tiene nombre es lo de sus películas.

¿Recuerdan aquella de Espía como Puedas? Salía el tipo del pelo blanco. Estos dos figuras escribieron a pachas un guión ante el que solo cabía la deportación o la adoración incondicional (¡y tuvo que ser lo segundo!). Solo una pista, la frase promocional rezaba: “Todas las mujeres; toda la acción; la mitad de inteligencia” (y luego se extrañan de las matanzas en las universidades... ¡si es que van provocando!).

Bueno, pues el caso es que después de aquello, los seis guiones que escribirían, a lo largo de diez años, llevarían todos y cada uno la palabra movie cerrando el título (por si las confusiones). A saber: Scary Movie, Scary Movie 2, Scary Movie 3, Date Movie, Scary Movie 4 y Epic Movie.

El cine de Friedberg y Seltzer es el siguiente paso evolutivo hacia el ruido blanco. Hollywood lleva años regurgitando el cine clásico, cada vez más consumido, pulido por los ácidos de su titánico estómago que nada tiene que envidiar, en cuanto a digestiones pesadas se refiere, a la del sarlacc común. Pero es que... ¿para que hacer el enésimo remake si con unos cuantos recortes de American Pie, Piratas del Caribe o Saw se pueden hacer todos los taquillazos que uno quiera?

Scary Movie (278.019.771$)
Scary Movie 2 (141.220.678$)
Scary Movie 3 (220.673.217$)
Date Movie (84.795.656$)
Scary Movie 4 (178.262.620$)
Epic Movie (86.834.797$)

En un mercado en el que la proyección de una película apenas cubre gastos y hay que cruzar los dedos para ver si con el DVD llega la pasta, Friedberg y Seltzer, con un presupuesto de cuarenta y cinco milloncejos de nada, hacen virguerías. El record lo tienen con la primera, Scarie Movie, que costó veinte y rentó como veintitantas veces lo que había costado.

¿Se dan cuenta qué despropósito? Ustedes poniendo a parir a los futbolistas por llevarse los millones de diez en diez, y los tíos estos, Friedberg y Seltzer, se lo están llevando muerto, oiga.

Su última “apuesta” es una que no tiene la palabra movie en el título pero que lleva ya unos setenta millones de dólares recaudados en taquillas de todo el mundo. ¿Tiene algún sentido hacer una crítica? ¿Tiene algún sentido molestarse en ponerla a parir? Y en definitiva: ¿tiene algún sentido verla?


Casi 300
(si le queda alguna duda vea el trailer... pero con cuidado)


jueves, 3 de abril de 2008

Drácula 3000

"En el espacio no hay luz del día"

Hace un tiempo, conocedor de mi fascinación por ese gran actor que es Casper Van Dien, un amigo me dijo: "Tío, el otro día me acordé de ti viendo una peli. Se llama Dracula 3000, y sale Casper Van Dien. Pero es tan mala que ni la grabé para traértela". Ni que decir tiene que esa misma noche la puse a bajar como un loco.


"Que sea buena, que sea buena..."

Cuando uno ve una cubierta de película tan molona, uno podría esperarse algo nuevo, algo original, algo que dé miedo al menos. Pero no, sólo es un engaño bien urdido para que piquemos y la veamos.

En los primeros compases de la película, descubrimos al capitán Abraham Van Helsing presentando a la tripulación de la nave espacial de rescate "Madre III". Surcan el espacio para rescatar un carguero antiguo, reaparecido después de cincuenta años. El carguero se llama "Demeter". Primeros temblores como espectador. ¿Estaríamos asistiendo a un remake espacial de la novela de Bram Stoker? ¿O sería algún tipo de continuación de la historia clásica, en la que por algún tipo de azar cósmico se encuentran el descendiente del famoso cazavampiros y el vampir original, que gusta de viajar en vehículos que se llaman siempre igual?

Como puedes suponer, oh, lector, se trataba de la opción más cutre.

Resulta que el capitán Van Helsing es el tataranieto elevado a la décima potencia del cazavampiros de la leyenda original, y que Drácula, haciéndose llamar Conde Orlock (como en Nosferatu), está huyendo de su planeta, que está seco y sin vida de la que pueda chupar el vampiro. Tiemblo al escribir esto: La galaxia de la que viene la nave es la galaxia Cárpata, y el planeta se llama… sí, amiguitos, Transilvania. Y ya que coinciden estos dos personajes legendarios, pues se inicia la tan esperada venganza que todos esperamos. Concluyendo: si mi abuela (descanse en paz) viera esta película, y entendiera algo, diría que esto es juntar churras con merinas. Es que mi abuela siempre fue muy educada.

Aquí, el trailer de la película, que ya nos deja atisbar su calidad. El ambiente futurista del año 3000 tiene la siguiente pinta:



La nave carguero "Demeter" tiene hoces y martillos pintados en las paredes, y en una de las dependencias sale un póster de Lenin. Así que parece que el comunismo volverá un milenio de estos. Enseñad ruso a vuestros hijos, por si acaso.

Eso sí, no esperéis que el futuro del siglo XXX sea muy tecnológico, porque las sillas de ruedas serán más cutres que las actuales, y seguiremos con las mismas armas de fuego. Vale, está bien, muchas películas futuristas usan atrezzo convencional y queda creíble. Lo que quiero decir es que éste no es el caso.

En los diálogos queda claro que el catolicismo fue prohibido cincuenta años antes, por lo que los protagonistas confunden unos crucifijos de madera con el símbolo de sumar, y no saben quién es ese tal "Dios". Sin embargo, se pasan el rato diciendo cosas del estilo de "¡Dios mío!" o "¡Dios Santo!"

Por supuesto, para que la historia sea aún más inverosímil, otros personajes tienen algo que ver con la historia que generó esta situación de venganza y violencia: Está Arthur Holmwood, que aquí hace de profesor parapléjico y chiflado; y también tenemos a Mina Murray, que sólo coincide en el nombre con la amada de Drácula, y hace un papel bastante escasito.

He de decir que si aguantas la primera hora de película, puesto que todo es cutre, malo y absurdo, el último tramo de la película mejora considerablemente.

Uno espera, al ver que todo va de mal en peor, que la trama sea igualmente predecible y convencional. Tenemos a Abraham Van Helsing, brillantemente perpetrado por Casper Van Dien (¡Recios de Rico!, ¡A-hú!). Una tal Mina, pero que es más fea que una rubia maciza llamada Aurora que parece entenderse con el capitán, interpretada por Erika Eleniak. ¿Cómo? ¿Que no sabes quién es? ¿Tú no has tenido adolescencia? Ains…


¿Te suena ahora?

Y luego están el profesor histérico e indefenso, el negro fumeta chistoso (interpretado por Coolio, qué malo es el jodío), y el negro enorme y bobo (Tiny Lister, el presidente de El Quinto Elemento). Estos tres y Mina parecen la típica carne de cañón para aumentar la tensión antes del enfrentamiento final entre el bueno y el malo.

Y cuando aparece el malo, Drácula, el conde Orlock, vampir supremo, pues te entra un ataque de risa. Es el año 3000, pero este señor sigue llevando gomina, capa con cuello de punta y chorreras en las mangas. Penoso.

En este momento, cuando todo parece insalvable, ocurre un pequeño milagro: Drácula se cepilla a casi todos los personajes, ¡incluyendo al capitán Van Helsing! Los únicos que quedan vivos son el negro brutote y la neumática Aurora, que resulta ser un robot espía de una corporación estelar. Llegados a este punto, deciden mandar la nave a las cercanías de dos soles gemelos, para que el vampiro se tueste y muera por luz solaz (aunque hay que recordar que la nave no parece tener ni una sola ventanilla).

La escena final, impagable, es cuando el enorme Humvee y Aurora se encierran en una habitación, sabiéndose perdidos. Aquí os dejo la escena, porque contado pierde gracia:



Y se acaba. Sí, señores, se acaba. Mi esforzado compañero y yo mismo, quedamos durante unos minutos callados y con la mandíbula desencajada, sin dar crédito a lo que acabábamos de ver. Esta inacción estupefacta hizo que no apagásemos el televisor de inmediato, y permitió que pudiéramos disfrutar de la propina del final de los créditos.

Creo que ese momento es el único spoiler que no voy a hacer de esta película, pero sí os diré que casi merece la pena aguantarla entera sólo por esa propina. Casi.

Título original: Dracula 3000
Año de perpetración: 2004
Dirige: Darrell Roodt (Yesterday)
Protagonizan: Casper Van Dien (Starship Troopers, Tarzán y la ciudad perdida), Erika Eleniak (Los vigilantes de la playa, Alerta Máxima), Coolio (sí, ese que canta), Grant Swanby (Supernova, Tarzán y la ciudad perdida), Alexandra Kamp-Groeneveld (2001: Despega como puedas), Tommy "Tiny" Lister (Cosas que hacer en Denver cuando estés muerto, El Quinto Elemento).
Lo mejor: Giro final; de repente pasa de pretendido thriller a comedia descarada. Propina después de los créditos.
Lo puto peor: Ese Drácula con gomina espacial.
Calificación: Castaña pilonga.

martes, 1 de abril de 2008

Super Nacho

Pasara tiempo antes de que tenga la oportunidad de comentar una película tan atroz y aburrida como esta. Recurrir a la fórmula "película1 meet película2" me resulta una tarea imposible en esta ocasión, si bien me viene una y otra vez la musiquilla de Cine de Barrio mientras me lo pienso. Pues sí, amigos, el título que nos ocupa bien podría haber sido rodado hace 50 años y estar protagonizado por algún torero o tonadillera de moda, mutatis mutandis, claro está.


Este tío no toma suficiente fibra. ¿Qué pensará Coronado?

El infame Jack Black se enmascara y luce michelines en Super Nacho, una película que no es la peor del mundo gracias al esfuerzo de muchos otros terroristas del celuloide, pero poco le falta. En esta tortura para el gusto e insulto para la inteligencia, Black es un fraile mexicano en un paupérrimo pueblo, rodeado de miseria y pobreza, que decide utilizar su talento (su falta de talento en realidad) para ganar dinero para los (como no) pobres huerfanitos. En esta extraña mezcla de tópicos y psicodelia no podía faltar una monja-mona (repítase varias veces) por la que el buen fraile colgaría los hábitos o, por lo menos, se los remangaría un poco. Aquí el trailer, que como suele pasar, es mejor que la película (aunque en este caso, era fácil):

Pero que no os confunda la "seductora" sinopsis: lo que podría haber sido una película delirante es realmente un coñazo francamente infumable, todo un desafío al aguante y la templanza. Un maratón del sopor, vaya. Ni siquiera hay unos chistes de caca-pedo-culo-pis que al menos te amenicen el visionado, y eso que muchos están francamente a huevo.

Los primeros minutos uno contempla la película con la ignorante esperanza de que los chistes están a la vuelta de la esquina, pero cualquiera que no encuentre divertido ver a un gordo en mallas correteando por un ring no le encontrará ni puta gracia a esto. Entendme, hay buenos propósitos en las escenas en la que Nacho y Esqueleto (su compañero de fatigas) se entrenan o descubren combate tras combate que son incapaces de ganar nunca pero que, a pesar de todo, la lucha es un negocio lucrativo. Uno puede llegar a sonreírse pensando en el chiste inminente propiciado por la situación... pero ese chiste no llega. En su lugar nos encontramos con sinsabores de toda índole y momentos de ñoñería inclasificables gracias al tandem formado por la monja y los huerfanitos. Por momentos uno cree estar viendo un telefimesco drama basado en hechos reales... Que es casi casi lo que está viendo. Como atestigua este documental:

Escalofriante documento, amigos. Queda el consuelo, como tantas otras veces, de poder recomendársela a los amigos (o no tan amigos), a los que luego trataremos de apaciguar cuando quieran lincharnos por haberles recomendado tan infumable bodrío con la clásica estrategia de "Era una broma, chavales... ¿No sería gracioso que se la recomendarais vosotros a otras buenas gentes?".

Así que nada, desde aquí una firme recomendación para que la veais, sobre todo si las ganas de vivir os abandonan pero no termináis de encontrar el modo de acabar con todo. Si no, al menos podéis echarle un vistazo a su inexplicablemente existente adaptación al mundo de los videojuegos.


Ojalá fuera una broma de algún virtuoso del Photoshop


Y aquí la ficha:

Título original: Nacho libre
Año de perpetración: 2006
Dirige: Jared Hess (Napoleon Dynamite y Peluca, que no he visto pero que ya caerán por aquí, no os preocupéis por eso).
Protagonizan: Jack Black (King Kong, donde no hace del mono gigante, Escuela de Rock y Alta fidelidad, entre otras. Esta última, una comedia elegante y comedida que no tiene cabida en este blog), Héctor Jiménez (Epic movie) y Ana de la Reguera (que no ha hecho nada que yo haya visto, excepto lo que nos ocupa).
Lo mejor: ¿nada?
Lo puto peor: el resto
Calificación: Puta mierda Montgomery

Sentido homenaje

Queremos dedicar desde estas líneas un homenaje a las madres de los autores de los blogs huidinsensatos, loputopeor, noloveas y otros de sugerentes títulos que pretendíamos usar nosotros. Especialmente a aquellos que solo tienen una exigua entrada en su blog del año 2003, o varias concatenaciones de letras y números sin sentido a modo de pruebas.

Quede este primer post como homenaje a esos prohombres y sus familias, que tanto aportan a la comunidad internauta y al mundo de la cultura en general con sus blogs registrados e inútiles. Casi tanto como nosotros, vamos.